jueves, 11 de septiembre de 2008




BAUDELAIRE,   en qué piensas?

de Simón Fierro

III acto



EL JUICIO

(Ficción burlesca del juicio realizado a Charles Baudelaire 
por la publicación del libro “Las flores del mal”)


El pianista genera un quiebre musical, interpreta melodías rápidas y estridentes para generar conmoción.
Los actores discuten acaloradamente. Representan a los abogados acusador y defensor.



JUEZ: (voz en off)
¡Orden!
¡Silencio en la sala!... Señores letrados...

De improviso, se escucha una melodía solemne y dramática.
Los actores se ubican en las inmediaciones del retrato de Baudelaire, que representará al acusado en el juicio por Las Flores del Mal.


Se inicia el proceso en contra del Sr. Charles Baudelaire.
Se le acusa de realizar ofensas a la moral religiosa y a la moral pública, a través de un libro puesto en circulación el 28 de junio de 1857, titulado Las Flores del Mal.
Señor abogado, tenga la bondad de presentar los cargos.

ACUSADOR:
Acuso al Señor Charles Baudelaire de incurrir en el delito de ultraje a la moral religiosa, a la moral pública y a las buenas costumbres.
El libro impúdicamente titulado Las Flores del Mal, atenta contra los valores más profundos de nuestra sociedad.

Se pasea constantemente

Las ideas que se desprenden de este libro, constituyen un infame catálogo de blasfemias, que ponen en riesgo la estabilidad moral e intelectual de los ciudadanos honestos. Perturba la tranquilidad del espíritu, promueve actitudes licenciosas, estimula la realización de conductas vergonzantes, y valida el escándalo, en sus más variadas expresiones.

Pido al tribunal - por el bien de la sociedad - ordene la inmediata prohibición del libro Las Flores del Mal, su incautación en bodegas y librerías, la retractación pública del autor, su condena a presidio y el pago de una multa ejemplar.

DEFENSOR:
Distinguido colega, ¡Le faltó pedir la guillotina!

ACUSADOR:
¡Qué se ha imaginado, insolente!
¡Que falta de respeto!

DEFENSOR:
¡No importa lo que piense!
Espectro arrogante

ACUSADOR:
¡Presentaré una queja en su contra, insolente!

JUEZ: (voz en off)
Martillazos en la mesa mientras los abogados discuten

¡Orden!
¡Silencio en la sala!... señores letrados...
¡Compostura señores!
Señores... ¡silencio!

ACUSADOR:
¡Usía Ilustrísima!
Me referiré a las numerosas evidencias que respaldan nuestra pretensión. Estamos convencidos de estar ante un agitador que pretende socavar lo más sagrado que puede tener una persona de bien. Intenta ¡erosionar! las creencias más sensibles y arraigadas en la cristiandad. A través de diversas artimañas, cuestiona e intenta destruir la fe en dios, en la inmortalidad del alma y otros fundamentos.

DEFENSOR:
Señoría, solicito que ordene a la parte acusadora, referirse al punto en cuestión. Hasta el momento sólo ha hecho alardes retóricos insustanciales.

ACUSADOR:
Entro en materia.
Tiene en sus manos un ejemplar del libro.
Para demostrar las numerosas ofensas a la moral pública y religiosa, me remitiré a la fuente misma del delito. En este libro hallaremos el germen de su condena.

Partiré con ”Las Alhajas”
Pondrá énfasis en las palabras s destacadas.
La muy querida estaba desnuda
y conociendo mi alma...
Estaba recostada y se dejaba amar...
Ensayaba posturas con aire soñador...
Y su brazo y su espalda, su muslo y su muñeca,...
Y su vientre y sus senos, racimos de mi cepa,
Tanto hacía la pelvis resaltar su cintura...
Avanzaban más cálidos que Ángeles del mal,...

Aquí empezamos a verificar el carácter inmundo de la obra, y solo he leído un fragmento.

DEFENSOR:Señorías, pido que se considere la obra en su conjunto.

ACUSADOR:Continúo con el poema “A la que es demasiado alegre”

y magullar tu seno absuelto,
castigar tu carne jocunda...
y a través de esos nuevos labios...
... mi veneno infundirte ...

¡Propio de una mente perversa!


DEFENSOR:¡Señoría, que se considere la obra en su conjunto!
El acusador saca de contexto y acomoda versos para dar una idea torcida de la obra.
¡Hasta cuando, Señoría!

ACUSADOR:A continuación escucharemos fragmentos de “Las mujeres condenadas”, que es la más desvergonzada promoción del amor desviado entre mujeres: Hipólita y Delfina.
¡He aquí la vergüenza y el escándalo!

¿Habremos cometido algún negro extravío?
...de terror me estremezco si dices: bien mío,
y sin embargo, siento que hacia ti va mi boca.

No me mires así, oh mi única amada,
tú, a quién amo por siempre ...

¡He aquí la vergüenza y el escándalo!

DEFENSOR:
enérgicamente
La parte acusadora presenta una selección de versos que, a nuestro entender, no prueban la comisión de delito alguno, es más, aunque el abogado se esmere en presentar sus pruebas, enriquecidas y reforzadas con expresiones categóricas, consideramos que los fragmentos citados, tienen el mérito de incluir en la literatura, a un sector marginal de nuestra sociedad. ¡No se intenta promover ni juzgar conducta alguna!.
Aunque no vemos delito... ¡Exijo Señoría, se considere la obra en su conjunto, que no se desperfile!

ACUSADOR:¡Esto es un escándalo. Pido que se reprenda al abogado defensor!, la defensa se hace parte en la comisión de los delitos, ¡Esto es un escándalo!

DEFENSOR:

Aunque intenta ocultarlo, está visiblemente nervioso, le tiemblan las manos o las piernas. Aún así, habla con vehemencia.
¡Que se aprecie la obra en su conjunto!

ACUSADOR:
Visiblemente ofuscado.
¡Teniendo en cuenta sus inclinaciones oscuras, no podemos dejar pasar algunos textos!
Raza de Caín, sube al cielo,
¡y arroja a Dios sobre la tierra!

Tú, omnisapiente rey de subterráneas vías...
¡Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

¡La sima es el infierno, colmado de amigos!
... a él los dos rodemos sin reparo
y nuestro odio ardiente eternicemos...

Gloria y loor a ti, Satán, en las alturas

Claramente, enaltece las conductas oscuras y torcidas. Ni siquiera intenta ocultar su admiración por el demonio. Es una apología al satanismo y la maldad, en sus más variadas expresiones. Y no sólo en este poema, tendríamos que dedicar días enteros al estudio de este libro, y seríamos sorprendidos una y otra vez, por imágenes perversas, concebidas como himnos a Satán.


DEFENSOR:¡Señoría, pido seriedad en la argumentación de mi colega!, ¡Como se le ocurre hacer acusaciones de satanismo!, estamos hablando de una obra literaria - que es un genero artístico, que no siempre coincidirá con la realidad - y en muchas ocasiones, será otro personaje, distinto del autor, que nos hablará en primera persona. ¿Acaso cree el abogado, que Cervantes se hacía acompañar por Sancho Panza?


ACUSADOR:Dejaré pasar sus insolencias.
Dada la claridad de la evidencia, me avocaré a la conclusión de los argumentos.
Señor Magistrado, estamos ante una publicación insana, ajena a toda moralidad. Su valor se funda en el escándalo, en la ofensa gratuita.
Durante mi exposición, he intentado mostrar los asuntos perversos que se ocultan entre las páginas del libro. Hemos intentado demostrar la verdadera calidad del autor, que no es más que un agitador, que pretende socavar lo más sagrado que puede tener una persona de bien, a quien escandaliza y perturba, con cuestionamientos a la religión y las bases en que se cimienta.
Considerando que este libro vulnera las leyes que cautelan y protegen los valores que dan sentido a nuestra sociedad. Pido a los Señores Magistrados, ordenen la inmediata prohibición del libro Las Flores del Mal, su incautación en bodegas y librerías, la retractación pública del autor, su condena a presidio y el pago de una multa ejemplar.
Se sienta y se dispone a escuchar a la defensa.

DEFENSOR:
Señor Magistrado,
Durante el proceso he solicitado que el libro sea juzgado en su conjunto
y no se me ha concedido.
Es una premisa de la defensa, que una creación despedazada,
¡no alcanzará jamás! la envergadura de la obra de arte, concebida por su autor.

Al respetar la integridad de la obra, se aprecia cristalino el sentido de sus textos, que como un contrapunto, transitan entre marejadas de luces y sombras.
¡Qué más lejano de los cargos presentados!

Se ha acusado a Charles Baudelaire de atentar contra la moral pública y la religión.
Pero acaso, ¿No se acusó a Sócrates y al mismo Jesucristo, de cargos similares?. Como sabemos, ¡Mucho hay por lamentar y condenar las injusticias cometidas!.

Durante el desarrollo de este juicio, no se ha entregado ¡ni una sola evidencia! que lleve a concluir que mi defendido hubiese cometido delito alguno.
Solo hemos oído de la parte acusadora, la lectura de un puñado de versos sueltos, escogidos ¡con la clara intención! de crear una percepción negativa de la obra.

Señor Magistrado:
Como una manera de aportar nuevas luces a esta discusión, presentaremos breves fragmentos literarios para ser analizados en su mérito.

Maldito serás en la ciudad y en el campo
Maldito el fruto de tus entrañas y el fruto de tus tierras
Maldito serás en tus acciones, desde el comienzo al fin.

Dios mandará la desgracia, la derrota y el susto
sobre todo lo que tus manos toquen,
hasta que seas exterminado,
En vez de lluvia, te mandará cenizas y polvo,
que caerán del cielo hasta que te hayan destruido.
Dios, hará que caigas derrotado ante tus enemigos.
Tu cadáver servirá de comida a todas las aves
y a todas las bestias de la tierra,
Tus hijos y tus hijas serán entregados a pueblos extranjeros
Y te enfermarás de tanto mirar hacia ellos,
Pero no podrás hacer nada.
Dios te herirá con úlceras malignas
de las que nunca sanarás.

ACUSADOR:
gritando
¡Es una clara alusión al satanismo del acusado!. ¡Blasfemo, perverso!

DEFENSOR:¿¡¡¡Y quién le dijo al abogado, que los versos citados,
pertenecen a Baudelaire!!!?

¡Téngase presente, Usía Ilustrísima!, que el texto citado como evidencia, ¡NO PERTENECE a Charles Baudelaire!. Estos significativos fragmentos, ¡FUERON EXTRAÍDOS DE LA SANTA BIBLIA!.
Se produce un quiebre en el acusador, que se muestra confundido e impactado.




Consideramos demostrada la fragilidad de los cargos, y conforme a la conducta de la parte acusadora, una vez más, queda de manifiesto la parcialidad de sus argumentos y el afán espurio por aniquilar al poeta, sin importar como.




Señor Magistrado, este libro es una compuerta imposible de cerrar, y si eventualmente es castigado, resurgirá con mayor fuerza para instalarse en el sitial de honor que se merece.




JUEZ: (voz en off)
En virtud de los cargos levantados al Sr. Charles Baudelaire, por ofensas a la moral religiosa y a la moral pública, considerando el mérito de las evidencias, habiendo escuchado los argumentos esgrimidos por las partes, y en virtud de las normas legales vigentes, ¡el tribunal se dispone a entregar su veredicto!


En cuanto a la primera acusación, este tribunal considera: que en vista de los antecedentes, presentados en la audiencia, no existe mérito para configurar el delito de ofensas a la moral religiosa, por lo tanto, desestima los cargos.



En cuanto a la segunda acusación: en lo relativo a ofensas a la moral pública y las buenas costumbres, el mismo tribunal, estima que el libro titulado Las Flores del Mal, contiene fragmentos y expresiones obscenos e inmorales, razón por la cual, hay motivos suficientes para dictar el siguiente veredicto:



- Se condena al ciudadano Charles Baudelaire a pagar una multa de 300 francos.



- Se ordena ..... ¡¡¡ la supresión de 6 poemas del libro titulado Las Flores del Mal !!!



Se cumplirá la sentencia, mutilando cada ejemplar, mutilando cada ejemplar ....




La música envuelve el espacio, reforzando el dramatismo del momento.




DEFENSOR:
Está en un estado de conmoción. Tiene rabia y vergüenza. Se siente vulnerado e impotente.
Tiene una actitud de derrota, está abatido.


¡Que caiga la vergüenza sobre los infames!



ACUSADOR:
No pronuncia palabras, pero es evidente su estado de júbilo. Maneja el triunfo con arrogancia.


Arranca las páginas de un libro, las arruga y las tira al suelo con desprecio. Se nota que disfruta el momento. Son los 6 poemas condenados.




DEFENSOR:
Simultáneamente a la mutilación del libro, pronunciará el título de los poemas condenados, una y otra vez, hasta que el acusador termine.


“Las Joyas”, “El Leteo”, “A la que es demasiado alegre”, “Mujeres condenadas”, “Lesbos”, “La Metamorfosis del Vampiro”,




“Las joyas”, “El Leteo”, “A la que es demasiado alegre”, “Mujeres condenadas”, “Lesbos”, “La Metamorfosis del Vampiro”,




“Las Joyas”, “El Leteo”, “A la que es demasiado alegre”, “Mujeres condenadas”, “Lesbos”, “La Metamorfosis del Vampiro”,




“Las Joyas ........




ACUSADOR:
Se retira satisfecho, sale de escena con arrogancia.


DEFENSOR:
Se levanta, recoge un poema del suelo, lo extiende y lo observa acongojado, sujeta el papel entre ambas manos, recita la primera y sexta estrofa de Himno a la Belleza.
La música refuerza el dramatismo del momento.




¿Vienes del cielo profundo o sales del abismo,



oh belleza? Tu mirada infernal y divina,



vierte confusamente la buena acción y el crimen,



y se puede por eso compararte al vino.





¿Qué importa que tu vengas del cielo o del infierno,



¡oh Belleza!, ¡monstruo enorme, espantoso, ingenuo!,



si tus ojos, tu sonrisa, tus pies, me abren la puerta



de un infinito al que amo y nunca he conocido?



Sale de escena.   Inicio del acto final. 







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